Francisco Escobar Bravo
Miembro Conocido
Mal comenzó la mañana...
Siempre en eterna porfía
con aquella que fue mía:
Mi querida toledana.
Ya es mayor, no tiene gana,
se muestra lejana y fría.
Parecerá tontería,
pero la encuentro lejana.
El perro del hortelano
era un cuento muy famoso,
lo estoy viviendo cercano,
y en verdad que no es gracioso.
Esta mañana, temprano,
olvidó que soy su esposo.
¿No quieres, reina, comida?
Pues déjame a mí comer,
porque puede suceder
que en otra parte la pida.
Sé más justa y comedida,
deja que goce el placer
o en brazos de otra mujer
he de buscarme la vida.
Puedo ser rudo y tajante
pero tengo poco pelo,
desde ahora en adelante
a otro se lo tomas, cielo.
¡Pues menuda acompañante..!
¡Vaya vejez, qué consuelo!
Siempre en eterna porfía
con aquella que fue mía:
Mi querida toledana.
Ya es mayor, no tiene gana,
se muestra lejana y fría.
Parecerá tontería,
pero la encuentro lejana.
El perro del hortelano
era un cuento muy famoso,
lo estoy viviendo cercano,
y en verdad que no es gracioso.
Esta mañana, temprano,
olvidó que soy su esposo.
¿No quieres, reina, comida?
Pues déjame a mí comer,
porque puede suceder
que en otra parte la pida.
Sé más justa y comedida,
deja que goce el placer
o en brazos de otra mujer
he de buscarme la vida.
Puedo ser rudo y tajante
pero tengo poco pelo,
desde ahora en adelante
a otro se lo tomas, cielo.
¡Pues menuda acompañante..!
¡Vaya vejez, qué consuelo!
