Maria Jimenez
Nuevo Miembro

La vida era el intenso caminar por amapolas a manos llenas,
por luz de candiles en la madrugada,
por sueños de hadas,
de mujer enamorada de el silencio,
su fiel compañero...
Sembro palabras,
amor,
diamantes en bruto cual eran sus lagrimas arrojadas al vacio,
tremulo de miedos,
de paciencia y de logros,
hacia dentro...
Soñar soñaba con el mar en sus ojos teñidos de tristeza,
donde se guarecen las lagrimas,
en la isla de las olas,
abiertas al mar de sus secretos,
mujer de sueños,
anacoreta de sus tesoros,
de expandir el susurro al viento de su tardia mirada,
de sus parcas palabras,
mujer de oquedades en su alma abierta a algo escondido,
que la aqueja,
que no siente ni su propio latido...
Se imagino retozando en la hierba,
en un campo de flores que la esperan,
para arrojarle su aroma,
para sentir su piel en todo su explendor,
la adoran...
Se sintio humillada,
marginada aquella mujer,
aquella niña enamorada,
en su mundo imaginario,
en su cuento de hadas... Maria