Jurcan Uriarte Pontleca
Miembro Conocido
ESTO PUDO HABERLE SUCEDIDO A USTED TAMBIEN. (hombre o mujer)
NADIE ESTÁ A SALVO DE LOS CAPRICHOS DE LAS FUERZAS SOBRENATURALES. Jurcan.
NOCHE DE INSOMNIO
(Primera parte)
--- Terminé de comer más tarde que lo acostumbrado. Quise leer, tomé un libro sin consultar su título; no me concentré y lo dejé arrumbado a un lado de mi sillón preferido. Tenía un malestar e ingerí una pastilla para la digestión. Un par de horas antes había tomado la tableta que diariamente debo tomar ---parte de un tratamiento---. Amenazaba la lluvia; era un atardecer gris con temperatura húmeda y fría. --- Traté de dormitar, había transcurrido un buen rato desde que cierta inquietud se había asomado y prevalecía. Por la parte de afuera el crepúsculo fue absorbido por la oscuridad de la noche.
--- Me sentía más inquieto todavía; toda la tarde cierta inquietud se había apoderado de mí. Ya era de noche cuando decidí salir a caminar. Ignoro la hora; además no tenía rumbo fijo. --- Una vez iniciado mi caminar me conduje por la primera avenida que apareció a mi paso. Posiblemente por el viento, a lo lejos cualquier ruido se hacía patente y misterioso, daba la sensación de emitir algún mensaje.
--- Recuerdo que al salir tomé otro libro, igualmente sin consultar título, con la idea de que en algún lugar me serviría como distracción, aunque en realidad, el momento no lo ameritaba. Fue un movimiento involuntario.
--- ¡Algo curioso! Al emprender mi caminata, debido a la poca visibilidad, a lo lejos se vislumbraban algunas figurillas en movimiento, posiblemente otros noctámbulos que iban y venían; por la distancia sus figuras se apreciaban confusas. Deduje, que ya entrada la noche todo mundo pretende llegar a su hogar para descansar y con un tiempo así, no salir; sin embargo, conmigo era lo contrario. ¡Qué importaba eso, yo tenía que seguir adelante! ¿A dónde? Ni yo mismo lo sabía.
--- Era lógico, psicológicamente por mi tedio, simplemente me conducía a sacudirme ese tedio o estrés de algún modo. Cada vez me internaba hacia lo profundo de aquel camino a seguir, aunque al parecer de manera involuntaria.
--- Las calles carecían de luz, no en su totalidad, sino por la falta del alumbrado, ya que la mayor parte de las luminarias que realizaban el alumbrado público están fundidas y otras solamente cintilan como burla a punto de fundirse también, ya que las autoridades comunitarias hacían caso omiso a su mantenimiento; eso ocasionaba un mal alumbrado público. Había demasiada oscuridad.
--- El tiempo se hacía más indescifrable; el viento arreciaba y a lo lejos se escuchaba como tronaba el cielo acompañado de relámpagos; amenazaba no una lluvia sino un torrencial. Afortunadamente me había encimado suéter, chaleco y chamarra.
--- Continué mi camino. La calle se apreciaba solitaria. Lo curioso es que aquellas figurillas que me cruzaban a lo lejos, eran más constantes, pero llegando al final de cada calle no coincidía con ellas ni con persona alguna en lo largo de mi recorrido; posiblemente la hora y el tiempo. Y algo más curioso, cada vez me iba internando más en la oscuridad.
--- Llegó el momento que me vi desorientado; recuerdo que había caminado en línea recta, además, no tenía destino alguno donde llegar; fue mi tedio e insomnio lo que me animó a salir y caminar sin rumbo fijo, así que adelante.
--- Aun no se soltaba la lluvia y la amenaza continuaba; el frío empezaba a sentirse más, pero como antes lo mencioné, algo me decía que mi caminar iba a ser largo y prolongado, quizás por eso me arropé bien.
--- ¡De pronto! En un parpadear, un tronido y un relámpago iluminan parte de mi senda. Las gotas de lluvia se dejan sentir y ello ocasiona que camine más de prisa por instinto y a tientas para refugiarme en algún lugar, ya que dicho fenómeno natural me cegó momentáneamente; instantes después una turbulencia me arroja bruscamente hacia delante. Me percaté de que en aquel lugar me encontraba solo. Miro hacia atrás y el camino recorrido se me hace confuso. Había ya salido del trazado de calles de la comunidad. Pero no era mi intención regresar. Una fuerza interna me obligaba a continuar. Algo se apoderó de mi voluntad porque debía yo seguir ese caprichoso rumbo.
--- En la realidad soy miedoso, más no supersticioso. Creo en lo esotérico, lo paranormal y esas cuestiones sobrenaturales, pero siempre quiero encontrar una lógica o respuesta a todo acontecimiento, o sea, que trato de darles una relación o repuesta científica, real o algo que me convenza. Me ha sido difícil y me considero escéptico.
--- En esta ocasión, debido a que había caminado bastante lo consideré no absurdo ni caprichoso, sino que algo me orillaba a seguir adelante. Naturalmente que sentía cierto temor, un miedecillo disfrazado, pero a la vez no quería aceptarlo; en mis adentros repiqueteaba una pregunta: ¿Qué demonios ando buscando? Pero en realidad deseaba encontrar a alguien que por lo menos me despejara la duda del lugar dónde me encontraba en ese momento y dar por concluida mi nocturna salida, porque el tedio ya me lo había sacudido.
--- Más adelante, al parecer, la referida tempestad o lo que sea amainó. Dejó de relampaguear y el viento, al haber arreciado se llevó las nubes cargadas a otro lugar y ante ese borrascoso cielo, un halo de luz de luna se asomó entre una nube. Su tenue luz logró alumbrar parte del sendero que había yo emprendido desde quién sabe cuántas horas antes.
--- A los lados, a manera de avenida, los árboles eran juguetes del viento y se mecían caprichosamente. No les di importancia ya que en algunas historias de terror les dan una apariencia sobrenatural y toman figuras fantasmagóricas, sus ramas las hacen parecer brazos y manos descarnadas tratando de alcanzar a un ser humano; nada de esto pasó por mi mente.
--- Momentos después se filtró un poco más de luz de luna; otra vez me hice a la idea de ¿qué rayos estaba yo buscando o a dónde quería llegar? Algo tenía que encontrar forzosamente o alguien para que me orientara, ya que cada vez que miraba hacia atrás, el camino que había seguido no se apreciaba ---primero la oscuridad, después la distancia---, no estaba yo perdido, sino desorientado. Al parecer llevaba mucho tramo transitado y bastante tiempo de haber salido de casa.
SI ALGUIEN TIENE ALGUNA RESPUESTA,
POR FAVOR, HÁGANLA SABER.
NOCHE DE INSOMNIO
(segunda y última parte)
--- ¡Por fin! A escaso metros, con la escasa luz miro la silueta de una persona que se acerca.
--- ¡Increíble! Porque es más de la media noche, tal vez como las dos de la madrugada.
--- Esta persona, conforme se va acercando me percato de que se trata de una dama. Miro para todos lados, pero no se vislumbra casa o construcción alguna.
--- Me acerco a ella; efectivamente se trata de una mujer; la luz de la luna logra enfocarla y veo que es sumamente hermosa. Al momento que voy a preguntarle qué hace ahí, a esa hora y en ese lugar, me mira; sus ojos se aprecian hermosos, con un color verduzco o azulado; la tenue luz de la luna me impide apreciar bien su color, estoy confundido. Vuelve a mirarme fijamente; sus ojos ligeramente rasgados destellan un no sé qué mágico, misterioso, atractivo, diabólico o extraño.
--- Creo haber visto ese tipo de ojos en algún lugar; capto su mirada; de momento no sé a quién me recuerda. Su mirada se torna hechicera, y cautivadora; me da a entender que me acerque. Siento que se va apropiando de mi voluntad y lo hago.
--- Su cabello largo y suelto la hacen más atractiva al caer a capricho sobre sus hombros, adornándolos.
--- ¡Qué figura de mujer! Resalta a la luz de la luna su cuerpo escultural y sensual.
---El viento y la escasa luz permiten dibujar esa bien formada anatomía debido a la sedosa tela del vestido largo y exótico color azul intenso con claros platinados que, entreabierto, a la altura de sus muslos, surcan partes íntimas, resaltando aun más su talla femenina.
--- Sus movimientos son excitantes y provocativos. Ahora soy yo quien me pregunto: ¿Qué hace una mujer así, aquí y ahora?
--- Debido a ello, me siento flotando entre el “yo y mi voluntad”.
--- Me aferro a no creer lo que estoy mirando. Estoy tentado a aceptar que se trata de un ser sobrenatural o alguien salido del Más Allá, pero no hay ruidos estridentes, aullidos, quejidos lastimeros, figuras fantasmagóricas, olores pestilente o de azufre, risas burlonas y maléficas o algo que la asocie con el Maligno, excepto el maullido de los gatos, pero no estridentes, también el croar de las ranas, el concierto de grillos que en una situación como esta es molesto, y naturalmente, como ya lo había mencionado, a lo lejos cualquier ruido se hace patente y misterioso y da la sensación de emitir algún mensaje.
--- La miro fijamente, me corresponde con la mirada y su sonrisa.
¡Siento que me estremezco! Sólo hace falta tocarla,
--- ¡Sí! palparla para cerciorarme si es real, si su cuerpo es de carne y hueso o etéreo! ¡No puede ser una alucinación! Estoy confundido.
--- En ningún momento pienso que sea de otro mundo; soy escéptico para esas cuestiones pero no deja de invadirme cierto temorcillo. Posiblemente así trato de disfrazar el miedo.
--- Nuevamente, al momento de preguntarle quién es, no pude emitir sonido alguno; quedé otra vez mudo porque me correspondió con su sonrisa, y disfruté, aun sin tocar esos labios sensuales, carnosos y húmedos.
--- A la escasa luz de la luna me dio la sensación de que por su negro cabello se deslizaban varios escorpiones y otros bichos ponzoñosos; posiblemente producto de mi imaginación, pero debido a que se apoderaba de mí un deseo febril de poseerla ignoré esa visión. Sus manos y sus dedos eran largos, delgados y finos.
--- ¡Confieso que ahora sí sentí miedo! Al parecer, algo como una esquizofrenia se estaba apoderando de mí. Pero se imponía un miedo retador, vertido de la delicia al mirar aquella belleza.
--- Me abordó cierta sensación cuando al parecer insinuó que le plasmara un beso, así lo presentí, pero me sentía impotente. Nuevamente, cuando pretendí preguntarle algo, la voz se me apagó y emití un sonido ridículo. Sus encantos hacían presa de mí y me intimidaban.
--- Ella disfrutaba al ver que mi voluntad se desmoronaba con su mirada, su sonrisa, su cabello, su talle; toda ella.
---¡Qué mujer! No puedo describir más hermosura que la que mis ojos captaron en ese momento.
--- ¡Por fin! Temeroso y dudando la procedencia de este bello ser, decidí besarla.
--- ¡Ah! Sentí que flotaba. Que ese momento fue creado solamente para nosotros dos. ¡Increíble momento!
--- Efectivamente, fue un beso ardiente, pleno de pasión y saturado de deseo, en el cual sólo un gemido surgió de parte mía. De ella sentí el palpitar de todo su ser. ¡Toda una entrega!
--- Pude explorar toda esa hermosa anatomía de manera lasciva en su totalidad, porque fue un beso prolongado, muy prolongado.
--- Aun pegados sus labios a los míos, pude al fin pude balbucear algunas palabra y le pregunté ¿Quién eres, de dónde vienes, cuál es tu nombre?
--- Con su mirada y jadeante gemir me daba la respuesta. Una respuesta que no comprendí, pero así lo sentí.
--- Al parecer, dependía de mí que aquel encuentro llegara a su clímax. Todo este idilio se concluyó donde se fundió tiempo y espacio porque el ayer, el hoy y el mañana dejaron de existir. No sé qué tiempo la tuve en mis brazos.
--- Jamás había tenido una sensación semejante. Sentí el fuego de la pasión hasta lo indescriptible. Amé y viví un momento único en mi vida.
--- Cuando entreabrí los ojos, al despegar mis labios a los suyos después de ese prolongado beso, sentí una especie de vahído; veo en mi derredor y me encuentro nuevamente en mi sillón, tiritando de frío. Como sonámbulo me puse de pie, pensativo, caminé hacia mi dormitorio, tome una cobija y me despojé de la ropa para meterme a la cama; el cabello, como mi ropa estaban mojados, no húmedos, mis zapatos igual, pero llenos de lodo.
--- ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Y el libro, dónde quedó?
Autor: Rafael Calderón Negrete. (Puebla, Puebla, México)
Seudónimo: Jurcan Uriarte Pontleca.
20/04/2017 Derechos de Autor Reservados.©


NADIE ESTÁ A SALVO DE LOS CAPRICHOS DE LAS FUERZAS SOBRENATURALES. Jurcan.
NOCHE DE INSOMNIO
(Primera parte)
--- Terminé de comer más tarde que lo acostumbrado. Quise leer, tomé un libro sin consultar su título; no me concentré y lo dejé arrumbado a un lado de mi sillón preferido. Tenía un malestar e ingerí una pastilla para la digestión. Un par de horas antes había tomado la tableta que diariamente debo tomar ---parte de un tratamiento---. Amenazaba la lluvia; era un atardecer gris con temperatura húmeda y fría. --- Traté de dormitar, había transcurrido un buen rato desde que cierta inquietud se había asomado y prevalecía. Por la parte de afuera el crepúsculo fue absorbido por la oscuridad de la noche.
--- Me sentía más inquieto todavía; toda la tarde cierta inquietud se había apoderado de mí. Ya era de noche cuando decidí salir a caminar. Ignoro la hora; además no tenía rumbo fijo. --- Una vez iniciado mi caminar me conduje por la primera avenida que apareció a mi paso. Posiblemente por el viento, a lo lejos cualquier ruido se hacía patente y misterioso, daba la sensación de emitir algún mensaje.
--- Recuerdo que al salir tomé otro libro, igualmente sin consultar título, con la idea de que en algún lugar me serviría como distracción, aunque en realidad, el momento no lo ameritaba. Fue un movimiento involuntario.
--- ¡Algo curioso! Al emprender mi caminata, debido a la poca visibilidad, a lo lejos se vislumbraban algunas figurillas en movimiento, posiblemente otros noctámbulos que iban y venían; por la distancia sus figuras se apreciaban confusas. Deduje, que ya entrada la noche todo mundo pretende llegar a su hogar para descansar y con un tiempo así, no salir; sin embargo, conmigo era lo contrario. ¡Qué importaba eso, yo tenía que seguir adelante! ¿A dónde? Ni yo mismo lo sabía.
--- Era lógico, psicológicamente por mi tedio, simplemente me conducía a sacudirme ese tedio o estrés de algún modo. Cada vez me internaba hacia lo profundo de aquel camino a seguir, aunque al parecer de manera involuntaria.
--- Las calles carecían de luz, no en su totalidad, sino por la falta del alumbrado, ya que la mayor parte de las luminarias que realizaban el alumbrado público están fundidas y otras solamente cintilan como burla a punto de fundirse también, ya que las autoridades comunitarias hacían caso omiso a su mantenimiento; eso ocasionaba un mal alumbrado público. Había demasiada oscuridad.
--- El tiempo se hacía más indescifrable; el viento arreciaba y a lo lejos se escuchaba como tronaba el cielo acompañado de relámpagos; amenazaba no una lluvia sino un torrencial. Afortunadamente me había encimado suéter, chaleco y chamarra.
--- Continué mi camino. La calle se apreciaba solitaria. Lo curioso es que aquellas figurillas que me cruzaban a lo lejos, eran más constantes, pero llegando al final de cada calle no coincidía con ellas ni con persona alguna en lo largo de mi recorrido; posiblemente la hora y el tiempo. Y algo más curioso, cada vez me iba internando más en la oscuridad.
--- Llegó el momento que me vi desorientado; recuerdo que había caminado en línea recta, además, no tenía destino alguno donde llegar; fue mi tedio e insomnio lo que me animó a salir y caminar sin rumbo fijo, así que adelante.
--- Aun no se soltaba la lluvia y la amenaza continuaba; el frío empezaba a sentirse más, pero como antes lo mencioné, algo me decía que mi caminar iba a ser largo y prolongado, quizás por eso me arropé bien.
--- ¡De pronto! En un parpadear, un tronido y un relámpago iluminan parte de mi senda. Las gotas de lluvia se dejan sentir y ello ocasiona que camine más de prisa por instinto y a tientas para refugiarme en algún lugar, ya que dicho fenómeno natural me cegó momentáneamente; instantes después una turbulencia me arroja bruscamente hacia delante. Me percaté de que en aquel lugar me encontraba solo. Miro hacia atrás y el camino recorrido se me hace confuso. Había ya salido del trazado de calles de la comunidad. Pero no era mi intención regresar. Una fuerza interna me obligaba a continuar. Algo se apoderó de mi voluntad porque debía yo seguir ese caprichoso rumbo.
--- En la realidad soy miedoso, más no supersticioso. Creo en lo esotérico, lo paranormal y esas cuestiones sobrenaturales, pero siempre quiero encontrar una lógica o respuesta a todo acontecimiento, o sea, que trato de darles una relación o repuesta científica, real o algo que me convenza. Me ha sido difícil y me considero escéptico.
--- En esta ocasión, debido a que había caminado bastante lo consideré no absurdo ni caprichoso, sino que algo me orillaba a seguir adelante. Naturalmente que sentía cierto temor, un miedecillo disfrazado, pero a la vez no quería aceptarlo; en mis adentros repiqueteaba una pregunta: ¿Qué demonios ando buscando? Pero en realidad deseaba encontrar a alguien que por lo menos me despejara la duda del lugar dónde me encontraba en ese momento y dar por concluida mi nocturna salida, porque el tedio ya me lo había sacudido.
--- Más adelante, al parecer, la referida tempestad o lo que sea amainó. Dejó de relampaguear y el viento, al haber arreciado se llevó las nubes cargadas a otro lugar y ante ese borrascoso cielo, un halo de luz de luna se asomó entre una nube. Su tenue luz logró alumbrar parte del sendero que había yo emprendido desde quién sabe cuántas horas antes.
--- A los lados, a manera de avenida, los árboles eran juguetes del viento y se mecían caprichosamente. No les di importancia ya que en algunas historias de terror les dan una apariencia sobrenatural y toman figuras fantasmagóricas, sus ramas las hacen parecer brazos y manos descarnadas tratando de alcanzar a un ser humano; nada de esto pasó por mi mente.
--- Momentos después se filtró un poco más de luz de luna; otra vez me hice a la idea de ¿qué rayos estaba yo buscando o a dónde quería llegar? Algo tenía que encontrar forzosamente o alguien para que me orientara, ya que cada vez que miraba hacia atrás, el camino que había seguido no se apreciaba ---primero la oscuridad, después la distancia---, no estaba yo perdido, sino desorientado. Al parecer llevaba mucho tramo transitado y bastante tiempo de haber salido de casa.
SI ALGUIEN TIENE ALGUNA RESPUESTA,
POR FAVOR, HÁGANLA SABER.
NOCHE DE INSOMNIO
(segunda y última parte)
--- ¡Por fin! A escaso metros, con la escasa luz miro la silueta de una persona que se acerca.
--- ¡Increíble! Porque es más de la media noche, tal vez como las dos de la madrugada.
--- Esta persona, conforme se va acercando me percato de que se trata de una dama. Miro para todos lados, pero no se vislumbra casa o construcción alguna.
--- Me acerco a ella; efectivamente se trata de una mujer; la luz de la luna logra enfocarla y veo que es sumamente hermosa. Al momento que voy a preguntarle qué hace ahí, a esa hora y en ese lugar, me mira; sus ojos se aprecian hermosos, con un color verduzco o azulado; la tenue luz de la luna me impide apreciar bien su color, estoy confundido. Vuelve a mirarme fijamente; sus ojos ligeramente rasgados destellan un no sé qué mágico, misterioso, atractivo, diabólico o extraño.
--- Creo haber visto ese tipo de ojos en algún lugar; capto su mirada; de momento no sé a quién me recuerda. Su mirada se torna hechicera, y cautivadora; me da a entender que me acerque. Siento que se va apropiando de mi voluntad y lo hago.
--- Su cabello largo y suelto la hacen más atractiva al caer a capricho sobre sus hombros, adornándolos.
--- ¡Qué figura de mujer! Resalta a la luz de la luna su cuerpo escultural y sensual.
---El viento y la escasa luz permiten dibujar esa bien formada anatomía debido a la sedosa tela del vestido largo y exótico color azul intenso con claros platinados que, entreabierto, a la altura de sus muslos, surcan partes íntimas, resaltando aun más su talla femenina.
--- Sus movimientos son excitantes y provocativos. Ahora soy yo quien me pregunto: ¿Qué hace una mujer así, aquí y ahora?
--- Debido a ello, me siento flotando entre el “yo y mi voluntad”.
--- Me aferro a no creer lo que estoy mirando. Estoy tentado a aceptar que se trata de un ser sobrenatural o alguien salido del Más Allá, pero no hay ruidos estridentes, aullidos, quejidos lastimeros, figuras fantasmagóricas, olores pestilente o de azufre, risas burlonas y maléficas o algo que la asocie con el Maligno, excepto el maullido de los gatos, pero no estridentes, también el croar de las ranas, el concierto de grillos que en una situación como esta es molesto, y naturalmente, como ya lo había mencionado, a lo lejos cualquier ruido se hace patente y misterioso y da la sensación de emitir algún mensaje.
--- La miro fijamente, me corresponde con la mirada y su sonrisa.
¡Siento que me estremezco! Sólo hace falta tocarla,
--- ¡Sí! palparla para cerciorarme si es real, si su cuerpo es de carne y hueso o etéreo! ¡No puede ser una alucinación! Estoy confundido.
--- En ningún momento pienso que sea de otro mundo; soy escéptico para esas cuestiones pero no deja de invadirme cierto temorcillo. Posiblemente así trato de disfrazar el miedo.
--- Nuevamente, al momento de preguntarle quién es, no pude emitir sonido alguno; quedé otra vez mudo porque me correspondió con su sonrisa, y disfruté, aun sin tocar esos labios sensuales, carnosos y húmedos.
--- A la escasa luz de la luna me dio la sensación de que por su negro cabello se deslizaban varios escorpiones y otros bichos ponzoñosos; posiblemente producto de mi imaginación, pero debido a que se apoderaba de mí un deseo febril de poseerla ignoré esa visión. Sus manos y sus dedos eran largos, delgados y finos.
--- ¡Confieso que ahora sí sentí miedo! Al parecer, algo como una esquizofrenia se estaba apoderando de mí. Pero se imponía un miedo retador, vertido de la delicia al mirar aquella belleza.
--- Me abordó cierta sensación cuando al parecer insinuó que le plasmara un beso, así lo presentí, pero me sentía impotente. Nuevamente, cuando pretendí preguntarle algo, la voz se me apagó y emití un sonido ridículo. Sus encantos hacían presa de mí y me intimidaban.
--- Ella disfrutaba al ver que mi voluntad se desmoronaba con su mirada, su sonrisa, su cabello, su talle; toda ella.
---¡Qué mujer! No puedo describir más hermosura que la que mis ojos captaron en ese momento.
--- ¡Por fin! Temeroso y dudando la procedencia de este bello ser, decidí besarla.
--- ¡Ah! Sentí que flotaba. Que ese momento fue creado solamente para nosotros dos. ¡Increíble momento!
--- Efectivamente, fue un beso ardiente, pleno de pasión y saturado de deseo, en el cual sólo un gemido surgió de parte mía. De ella sentí el palpitar de todo su ser. ¡Toda una entrega!
--- Pude explorar toda esa hermosa anatomía de manera lasciva en su totalidad, porque fue un beso prolongado, muy prolongado.
--- Aun pegados sus labios a los míos, pude al fin pude balbucear algunas palabra y le pregunté ¿Quién eres, de dónde vienes, cuál es tu nombre?
--- Con su mirada y jadeante gemir me daba la respuesta. Una respuesta que no comprendí, pero así lo sentí.
--- Al parecer, dependía de mí que aquel encuentro llegara a su clímax. Todo este idilio se concluyó donde se fundió tiempo y espacio porque el ayer, el hoy y el mañana dejaron de existir. No sé qué tiempo la tuve en mis brazos.
--- Jamás había tenido una sensación semejante. Sentí el fuego de la pasión hasta lo indescriptible. Amé y viví un momento único en mi vida.
--- Cuando entreabrí los ojos, al despegar mis labios a los suyos después de ese prolongado beso, sentí una especie de vahído; veo en mi derredor y me encuentro nuevamente en mi sillón, tiritando de frío. Como sonámbulo me puse de pie, pensativo, caminé hacia mi dormitorio, tome una cobija y me despojé de la ropa para meterme a la cama; el cabello, como mi ropa estaban mojados, no húmedos, mis zapatos igual, pero llenos de lodo.
--- ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Y el libro, dónde quedó?
Autor: Rafael Calderón Negrete. (Puebla, Puebla, México)
Seudónimo: Jurcan Uriarte Pontleca.
20/04/2017 Derechos de Autor Reservados.©


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