Blanca Hernandez
Miembro Conocido
En nuestro primer encuentro amor, Dios nos tocó con la varita mágica,
aquello fue como un milagro, porque aquél día, aquella hora, aquel minuto,
nos encontramos los dos en el correo, tú a poner una carta para una hermana
y yo una para mi hermano. Aquello fue coincidencias puras, bastó una mirada,
para que un rayo de luz, nos traspasara tal cual flecha de cupido.
¡Dios mío! que jóvenes que eramos entonces. Yo apenas diez y seis y tú veinticinco,
Ese día en el almanaque, no había cuadrados rojos y negros, si no uno redondo
en un círculo infinito, donde nuestras almas se conectaron para siempre,
allí en aquella plaza, donde nos detuvimos a mirar la fuente de las monedas y los candados,
o en aquel bar chiquito y acogedor, donde tomamos nuestro primer café.
Primero todo comenzó con una amistad, como una apertura al cariño, que se convirtió
en permanente, un universo que se abrió para que el sentimiento, vuele como pájaro luminoso
y que después fuera un sin fin de espejos milagrosos.
Ese día al despedirnos, me distes la mano y se tendió un puente invisible, para que
nuestras confidencias fueran desde la mente al corazón, con la confiada suavidad
de los pétalos de las rosas que tanto nos gustan, he hicimos con nuestras risas,
un ramito de recuerdos para no olvidar, nunca más en la vida .
Allí abrimos las rejas de nuestras almas, para que juntas permanecieran para siempre,
sin esconder nada, de lo que sentíamos por dentro, sin ponernos en guardia, con esa
generosidad que nos da la confianza y guardamos los boletos capicúas y decidimos
que lo más importante para el resto de nuestras vida sería el amor y nos amamos.
y fui tu amiga y confidente y tú mi sostén en los momentos difíciles, conocimos nuestras
debilidades y temores, aprendimos de memoria las letras de los boleros que nos gustaban,
recordamos para siempre, las películas que vimos juntos mientras nos besábamos.
Y Dios que todo lo ve, nos premió con el milagro del amor y nos casamos
Última edición: