Víctor
Moderador de Poesía Jocosa
Se siente la brisa que llega a la playa,
se posa en mi rostro cual tierna caricia,
es como unas manos que gratas concurren,
en tanto mi risa sonora se explaya
al suave contacto que es una delicia
en esos minutos que alegres transcurren.
Contemplo en las aguas las ondas azules
y por los celajes gaviotas muy blancas
que fingen pañuelos que ahí se despiden.
El manto celeste de nítidos tules
en donde deslizo miradas muy francas,
las que parecieran que todo lo miden.
Y aquel horizonte de luz soberana
que tiene belleza radiante y notoria
se queda indeleble en mis pensamientos.
Retorno a aquel sitio en cada mañana,
y siento mi pecho latir con euforia
al ver repetidos los gratos momentos.
se posa en mi rostro cual tierna caricia,
es como unas manos que gratas concurren,
en tanto mi risa sonora se explaya
al suave contacto que es una delicia
en esos minutos que alegres transcurren.
Contemplo en las aguas las ondas azules
y por los celajes gaviotas muy blancas
que fingen pañuelos que ahí se despiden.
El manto celeste de nítidos tules
en donde deslizo miradas muy francas,
las que parecieran que todo lo miden.
Y aquel horizonte de luz soberana
que tiene belleza radiante y notoria
se queda indeleble en mis pensamientos.
Retorno a aquel sitio en cada mañana,
y siento mi pecho latir con euforia
al ver repetidos los gratos momentos.