Cristina Guerrero S
Miembro Conocido
En silencio para descubrir los sonidos de la vida,
me quedo aferrada a las luces poderosas del bosquejo en blanco y negro que me regala el día.
En el horizonte del misterioso pergamino bicolor del alba,
Se ciñen presurosas las caricias de mis manos que no tuvieron la valentía de existir para tu alma clara,
y hoy se vuelven palomas de azúcar en el regreso de una ilusión esperanzada.
Junto al bosque frondoso de tus cabellos ondulados,
Frente al mar frenético de tus ojos pardos,
Sobre las llanuras naranjas de tus manos temblorosas,
Se oyen las voces del silencio que atesora un universo de sentimientos.
En el cielo clandestino que se teje en un beso,
Se desprenden las estrellas que iluminan tu lecho,
y la paloma azul que escuchábamos en el horizonte lejano de un sueño,
trae a mi alma la respuesta cautiva de un apasionado deseo.
En el refugio de la soledad se hunde mi cuerpo,
Se estrecha la distancia de este pergamino en blanco y negro,
Se sienten las caricias que no fueron,
Se imitan los óleos de la Sextina en un presuntuoso sueño.
En silencio para descubrir los sonidos de la vida,
Cierro mis ojos para patentar en mi alma pura,
La locura tranquila de tus besos,
Entrego al viento la razón que ata mi dicha,
Me aferro a esas caricias tibias, que por cobardía, no se dieron.
(CRISTINA GUERRERO)
me quedo aferrada a las luces poderosas del bosquejo en blanco y negro que me regala el día.
En el horizonte del misterioso pergamino bicolor del alba,
Se ciñen presurosas las caricias de mis manos que no tuvieron la valentía de existir para tu alma clara,
y hoy se vuelven palomas de azúcar en el regreso de una ilusión esperanzada.
Junto al bosque frondoso de tus cabellos ondulados,
Frente al mar frenético de tus ojos pardos,
Sobre las llanuras naranjas de tus manos temblorosas,
Se oyen las voces del silencio que atesora un universo de sentimientos.
En el cielo clandestino que se teje en un beso,
Se desprenden las estrellas que iluminan tu lecho,
y la paloma azul que escuchábamos en el horizonte lejano de un sueño,
trae a mi alma la respuesta cautiva de un apasionado deseo.
En el refugio de la soledad se hunde mi cuerpo,
Se estrecha la distancia de este pergamino en blanco y negro,
Se sienten las caricias que no fueron,
Se imitan los óleos de la Sextina en un presuntuoso sueño.
En silencio para descubrir los sonidos de la vida,
Cierro mis ojos para patentar en mi alma pura,
La locura tranquila de tus besos,
Entrego al viento la razón que ata mi dicha,
Me aferro a esas caricias tibias, que por cobardía, no se dieron.
(CRISTINA GUERRERO)
