Yolvi Efrain Cauro Mendes
Miembro Conocido
Nota aclaratoria: a finales de siglo XX y comienzo del siglo XXI, los cultivadores de la décima escrita han venido renovando la misma, rompiendo los paradigmas fronterizos entre la poesía versificada y el verso libre, en este caso, al decir del poeta cubano Pedro Peglez, expresa lo siguiente: "La estructura se conserva rigurosamente, pero se la plasma en el papel no siguiendo las particiones correspondientes a los versos medidos, sino atendiendo más bien a las ideas expuestas... las ideas por lo general no se corresponden con el metro elegido para el poema, y el saldo es en primer lugar esta apariencia del texto, que lo hace semejante visualmente a los poemas en versos libres, y en segundo lugar su sonoridad, pues la lectura de los versos así expuestos casi siempre alejan al poema de la cadencia habitual de las estructuras cerradas"
El ejemplo que sigue es mío, se tratan de décimas de ocho silabas pero distribuidas a manera de verso libre debido a los encabalgamientos.
SALGO DE MÍ MISMO
Un río de tinieblas ya me acecha
y se atina por la estrecha luz que rasga el desafío
Ay de este lago sombrío que deambula por mi herida
¿Quién se escapa de la vida cuando la misma es arruga existencial?
¿Quién se fuga de la rampa sostenida por el tiempo?
¿Dónde mora el atlas de la tristeza?
Labran los años su corteza
y en los reflejos aflora su rostro
-ademán que ignora las voces que lleva el coche de la muerte-
En su derroche
gime el viento y su mutismo
y yo
salgo de mí mismo
perturbado por la noche
Yolvi Efraín Cauro
junio de 2016
El ejemplo que sigue es mío, se tratan de décimas de ocho silabas pero distribuidas a manera de verso libre debido a los encabalgamientos.
SALGO DE MÍ MISMO
Un río de tinieblas ya me acecha
y se atina por la estrecha luz que rasga el desafío
Ay de este lago sombrío que deambula por mi herida
¿Quién se escapa de la vida cuando la misma es arruga existencial?
¿Quién se fuga de la rampa sostenida por el tiempo?
¿Dónde mora el atlas de la tristeza?
Labran los años su corteza
y en los reflejos aflora su rostro
-ademán que ignora las voces que lleva el coche de la muerte-
En su derroche
gime el viento y su mutismo
y yo
salgo de mí mismo
perturbado por la noche
Yolvi Efraín Cauro
junio de 2016
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