Rober
Miembro Conocido
Aporrea el bailaor enajenado
con estrictos pasos de flamenco
los sucios maderos del tablao.
Lleva firmes botines de cuero
enchapados de punta y taco
y cordones enlazados.
Rítmicos martillazos al compás
de incansables manos andaluzas
que le arrancan lamentos ahogados
a brillosas guitarras criollas.
Las mujeres cantan y dan palmas
sentadas una al lado de la otra
como viejas lastimosas y lloronas
en velorios de pueblo.
Retuerce sus manos en el aire
agita los brazos abstraído y con estilo
el bailarín centrado por la luz
oscilando los mechones con coleta
como a golpe de péndulo
atávicos firuletes ancestrales
que parecen elevarlo hechizado
más allá del polvoriento escenario.
Retumban las castañuelas de a ocho
se contorsionan las bailaoras
sacuden sus salvajes cabelleras
a medio enrular, a medio trenzar
revolean sus largas polleras de lunares
y voluminosos volados de puntillas
muestran gruesas pantorrillas
y zapatos Guillermina, que también
baten los gruesos tablones, como si estos
se hubieran portado mal.
Se miran, se rozan, parece que se desearan
impúdicos se provocan ante todos nosotros
que contenemos el aliento.
Parece que se fueran a besar, pero no
se retuercen como feroces espásticos
y transpiran como animales en celo.
La música los envuelve a ellos y a nosotros
partícipes todos de esta fantástica orgía gitana
colmada de música, erotismo y tradición.
con estrictos pasos de flamenco
los sucios maderos del tablao.
Lleva firmes botines de cuero
enchapados de punta y taco
y cordones enlazados.
Rítmicos martillazos al compás
de incansables manos andaluzas
que le arrancan lamentos ahogados
a brillosas guitarras criollas.
Las mujeres cantan y dan palmas
sentadas una al lado de la otra
como viejas lastimosas y lloronas
en velorios de pueblo.
Retuerce sus manos en el aire
agita los brazos abstraído y con estilo
el bailarín centrado por la luz
oscilando los mechones con coleta
como a golpe de péndulo
atávicos firuletes ancestrales
que parecen elevarlo hechizado
más allá del polvoriento escenario.
Retumban las castañuelas de a ocho
se contorsionan las bailaoras
sacuden sus salvajes cabelleras
a medio enrular, a medio trenzar
revolean sus largas polleras de lunares
y voluminosos volados de puntillas
muestran gruesas pantorrillas
y zapatos Guillermina, que también
baten los gruesos tablones, como si estos
se hubieran portado mal.
Se miran, se rozan, parece que se desearan
impúdicos se provocan ante todos nosotros
que contenemos el aliento.
Parece que se fueran a besar, pero no
se retuercen como feroces espásticos
y transpiran como animales en celo.
La música los envuelve a ellos y a nosotros
partícipes todos de esta fantástica orgía gitana
colmada de música, erotismo y tradición.
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