Alejandro Guardiola
Miembro Conocido
Ten piedad del niño inocente
que grita pidiendo libertad
del que muere entre las olas
de un mundo tan falto de piedad
Hondo lamento arrinconado
rumores de vidrio partido
y un llanto que surge solo
por tantos niños que han muerto
La respuesta siempre es silencio
a la esperanza del niño
hablan mucho, dicen tanto
y luego se quedan en poco
Saben del hambre y de las guerras
de los padres que dejaron atrás
y miran los juguetes de otros niños
sabiendo que no los tendrán jamás
Ten piedad del niño inocente
escucha el susurro del viento
el te dirá lo que sienten
el te dirá porque lloran
El barro, la bruma, la niebla
el frío del invierno cruel
atrapan sus cuerpos de niños
rezando por algo que nunca tendrán
El silencio es fácil respuesta
la espantada por no decir na
y cortáis del jardín una rosa
que quiso nacer y vivir
Las calles se visten de penas
los pueblos olvidan ya
en un tren de vagos recuerdos
que llegan, pasan y van
Queda en el aire una pregunta
que respuesta nunca tendrá
porque siendo la tierra tan grande
se deja a los niños morir así
Hoy he visto una niñita de ojos tristes
mirando a otros niños jugando entre sí
quiso acercarse a jugar con ellos
vete de aquí que hueles mal
Llevaba una falda hecha de harapos
sus zapatitos rotos no calentaban sus pies
las arrugas circundaban su rostro
joven de años, vieja de cara
Y quise reclamar al mundo
plasmando mi pluma en un papel
luchad por los niños que mueren
y el mundo se burló de mí
A mi puerta llamó la muerte
cuando menos lo esperaba
y vi la triste Dama Blanca
que me sonreía a mí
A su lado una niña pequeñita
sin dudarlo se acercó
ven con nosotros poeta
pues tu espera terminó
Era un mundo nuevo al que llegaba
aquel paraíso celestial
donde miles y miles de niños
me aplaudían a rabiar
Todos querían besarme
uno un poco mayor se me acercó
con la sonrisa en el rostro
estas palabras nombró
Fuiste el poeta de los niños
contra un mundo injusto y cruel
ellos saben lo que hiciste
solo te quieren a ti
En el fondo del sendero
por la luz iluminada
una figura entre sombras
poco a poco se acercó
Era mi amada del alma
la que un día se murió
era mi amada del alma
y se juntó un beso de amor
El buen Dios se sonreía
y los niños picarones
se apretaban a mis piernas
en el mundo celestial
Detrás quedaron mis poemas
y unos libros medio rotos
una mesita de noche
y la pluma que yo quise
que grita pidiendo libertad
del que muere entre las olas
de un mundo tan falto de piedad
Hondo lamento arrinconado
rumores de vidrio partido
y un llanto que surge solo
por tantos niños que han muerto
La respuesta siempre es silencio
a la esperanza del niño
hablan mucho, dicen tanto
y luego se quedan en poco
Saben del hambre y de las guerras
de los padres que dejaron atrás
y miran los juguetes de otros niños
sabiendo que no los tendrán jamás
Ten piedad del niño inocente
escucha el susurro del viento
el te dirá lo que sienten
el te dirá porque lloran
El barro, la bruma, la niebla
el frío del invierno cruel
atrapan sus cuerpos de niños
rezando por algo que nunca tendrán
El silencio es fácil respuesta
la espantada por no decir na
y cortáis del jardín una rosa
que quiso nacer y vivir
Las calles se visten de penas
los pueblos olvidan ya
en un tren de vagos recuerdos
que llegan, pasan y van
Queda en el aire una pregunta
que respuesta nunca tendrá
porque siendo la tierra tan grande
se deja a los niños morir así
Hoy he visto una niñita de ojos tristes
mirando a otros niños jugando entre sí
quiso acercarse a jugar con ellos
vete de aquí que hueles mal
Llevaba una falda hecha de harapos
sus zapatitos rotos no calentaban sus pies
las arrugas circundaban su rostro
joven de años, vieja de cara
Y quise reclamar al mundo
plasmando mi pluma en un papel
luchad por los niños que mueren
y el mundo se burló de mí
A mi puerta llamó la muerte
cuando menos lo esperaba
y vi la triste Dama Blanca
que me sonreía a mí
A su lado una niña pequeñita
sin dudarlo se acercó
ven con nosotros poeta
pues tu espera terminó
Era un mundo nuevo al que llegaba
aquel paraíso celestial
donde miles y miles de niños
me aplaudían a rabiar
Todos querían besarme
uno un poco mayor se me acercó
con la sonrisa en el rostro
estas palabras nombró
Fuiste el poeta de los niños
contra un mundo injusto y cruel
ellos saben lo que hiciste
solo te quieren a ti
En el fondo del sendero
por la luz iluminada
una figura entre sombras
poco a poco se acercó
Era mi amada del alma
la que un día se murió
era mi amada del alma
y se juntó un beso de amor
El buen Dios se sonreía
y los niños picarones
se apretaban a mis piernas
en el mundo celestial
Detrás quedaron mis poemas
y unos libros medio rotos
una mesita de noche
y la pluma que yo quise