Mariana Cuaspa
Miembro Conocido
Cuando el sol se aprieta,
queda la humedad de su melodía.
Con su manto el silencio,
cubre tu ausencia.
Queda la hora de deshojar tu nombre
y contemplar el aleteo de su hechizo.
Quedan las ganas de estremecerse
en el silencio con tu recuerdo.
Todavía queda
pintar en un lienzo
para cautivar tu mirada.
Sentir esas horas errantes
que se van en un suspiro.
En una dulce oportunidad
propagar un verso.
Versos escritos en otoño
teniendo de la primavera
su aliento y su frescura.
Todavía queda...
Escribir tu nombre
por los senderos de la nostalgia
y queda ese abrazo
esperando en la ausencia.
Queda esa angustia
sentida en el crepúsculo
y en cada lágrima
que se ahoga en la tarde.
Todavía queda,
la brisa de un suspiro
y tu presencia pintada
suavemente en los recuerdos,
donde podemos colorear
la figura de la esperanza.
¡Todavía queda el quebranto de una oración,
queda la sublime oportunidad
de un verso!
queda la humedad de su melodía.
Con su manto el silencio,
cubre tu ausencia.
Queda la hora de deshojar tu nombre
y contemplar el aleteo de su hechizo.
Quedan las ganas de estremecerse
en el silencio con tu recuerdo.
Todavía queda
pintar en un lienzo
para cautivar tu mirada.
Sentir esas horas errantes
que se van en un suspiro.
En una dulce oportunidad
propagar un verso.
Versos escritos en otoño
teniendo de la primavera
su aliento y su frescura.
Todavía queda...
Escribir tu nombre
por los senderos de la nostalgia
y queda ese abrazo
esperando en la ausencia.
Queda esa angustia
sentida en el crepúsculo
y en cada lágrima
que se ahoga en la tarde.
Todavía queda,
la brisa de un suspiro
y tu presencia pintada
suavemente en los recuerdos,
donde podemos colorear
la figura de la esperanza.
¡Todavía queda el quebranto de una oración,
queda la sublime oportunidad
de un verso!