Amadís
Miembro Conocido
Tus manos divinas (Soneto)

Señor, mi puerta te dejé cerrada,
los cerrojos eché con mil candados,
no quería saber de tus cuidados
tampoco oír la voz de tu llamada.
Yo te puse de espino mi alambrada,
me oculté tras de muros levantados,
y olvidé tus favores abnegados
tu palabra y la luz de tu mirada.
Mi corazón tan frío como el hielo
me prendías. Trocando mis espinas
por rosas y mi infierno por el cielo.
Y perdido me alzaste de mis ruinas
(un milagro de amor y de desvelo):
tus manos, al posar, en mí, divinas.

Señor, mi puerta te dejé cerrada,
los cerrojos eché con mil candados,
no quería saber de tus cuidados
tampoco oír la voz de tu llamada.
Yo te puse de espino mi alambrada,
me oculté tras de muros levantados,
y olvidé tus favores abnegados
tu palabra y la luz de tu mirada.
Mi corazón tan frío como el hielo
me prendías. Trocando mis espinas
por rosas y mi infierno por el cielo.
Y perdido me alzaste de mis ruinas
(un milagro de amor y de desvelo):
tus manos, al posar, en mí, divinas.
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