Neia
Miembro
Seguro que el poniente tirita entre las olas
y las margaritas de espuma regalan sus pétalos al viento.
El frío se baña entre golpes.
La cuchilla gira sobre sus ejes
cortando el silencio.
Habitan gaviotas en el susurrar de las ventanas.
El sol se despide
cerrando una puerta tras de si.
Ordena el camino.
Vuela la hierba....
Los años son los días
y los segundos...
futuro.
Instrucciones no seguidas
que acabarán tropezando en muros.
La risa de la tarde agita las cortinas
y me trae el aroma de un abrazo.
Garabatos que atardecen
fuman las barandillas de los tejados.
Miro el reloj de arena vacío
e intento llenarlo con el vapor de las olas.
La impaciencia
que sólo pestañea ante la quietud de la caída
de un suelo inquebrantable,
me llena de estrellas.
La senda de piedra se desdibuja con mis huellas.
Cojo las miradas que hechizan cremalleras
y abrigo mi corazón
con los latidos de zapatos
que despeinan lienzos...
Aullando pinceladas...
y las margaritas de espuma regalan sus pétalos al viento.
El frío se baña entre golpes.
La cuchilla gira sobre sus ejes
cortando el silencio.
Habitan gaviotas en el susurrar de las ventanas.
El sol se despide
cerrando una puerta tras de si.
Ordena el camino.
Vuela la hierba....
Los años son los días
y los segundos...
futuro.
Instrucciones no seguidas
que acabarán tropezando en muros.
La risa de la tarde agita las cortinas
y me trae el aroma de un abrazo.
Garabatos que atardecen
fuman las barandillas de los tejados.
Miro el reloj de arena vacío
e intento llenarlo con el vapor de las olas.
La impaciencia
que sólo pestañea ante la quietud de la caída
de un suelo inquebrantable,
me llena de estrellas.
La senda de piedra se desdibuja con mis huellas.
Cojo las miradas que hechizan cremalleras
y abrigo mi corazón
con los latidos de zapatos
que despeinan lienzos...
Aullando pinceladas...
congelando una chispa del momento.
Poema escrito con Adrián González. !Gracias por compartir versos!