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Venecia

Yuretzis Garcia

Miembro Activo
Volviendo a casa
Hace más de un mes que no recibo tus cartas, la ausencia pesa más cuando no veo tu letra, cuando no siento en el papel tu huella dirigiendo el lápiz ¿Te has olvidado de esta alma a cientos de kilómetros? Algo debió sucederte porque tú prometiste escribirme, y eres un hombre con palabra de oro ¿Cómo no serlo? Si tus labios son de caña de azúcar con gotas de cielo y esencia de gloria.
Quisiera ser tu voz, convertirme en la palabra que sale de ti, solo para pasar libre entre tus labios aunque me dejes ir, y luego tu oído al escucharme volverá a recuperarme para que resuene en tu mente y penetre en tu corazón.
Mi hermoso perfecto, quiero ser palabra, quiero ser la música que tocas en el teclado, las notas que repasas una y otra vez. Mi amado pintor, soy azul, amarillo, rojo, blanco, negro, el color que quieras mientras necesites crear paisajes capturados con tus dos estrellas negras. Mi ángel perfecto, quiero ser la escultura que tallas a la intemperie en medio del frío y acaricias con tu mano derecha, manipulas con la izquierda y delineas con tus ojos.
Yo quiero ser la guitarra que tomas de la cintura, a la que le sacas melodías, esa confidente callada para la cual no guardas ni un secreto. Yo quiero ser el pecho donde te recuestas, tratando de distinguir el sueño de la realidad, quiero ser presente, quiero ¡Oh! Quiero.
¡Ay! Amador, cuánto te extraño, agradezco cada instante en el que te miré, en el que te dediqué canciones, en el que te guardé del frío. Esta ciudad tan hermosa pierde sus luces y canales sin ti, el cielo no es tan azul sin tus cartas comestibles, sin la promesa de un encuentro, sin el pacto silencioso de las palabras jamás pronunciadas, por eso pienso volver.
Dejé de temerle a los “hubieras”, pienso volver, Venecia no está lo suficientemente lejos para dejar de oír por las noches como anhelas mi nombre, mentirme a mí misma ha dejado cicatrices aún abiertas.
Mi perfecto cielo, soy lluvia, soy tierra fértil, seda, flores de la montaña, agua de mar, soy mujer.
 
Volviendo a casa
Hace más de un mes que no recibo tus cartas, la ausencia pesa más cuando no veo tu letra, cuando no siento en el papel tu huella dirigiendo el lápiz ¿Te has olvidado de esta alma a cientos de kilómetros? Algo debió sucederte porque tú prometiste escribirme, y eres un hombre con palabra de oro ¿Cómo no serlo? Si tus labios son de caña de azúcar con gotas de cielo y esencia de gloria.
Quisiera ser tu voz, convertirme en la palabra que sale de ti, solo para pasar libre entre tus labios aunque me dejes ir, y luego tu oído al escucharme volverá a recuperarme para que resuene en tu mente y penetre en tu corazón.
Mi hermoso perfecto, quiero ser palabra, quiero ser la música que tocas en el teclado, las notas que repasas una y otra vez. Mi amado pintor, soy azul, amarillo, rojo, blanco, negro, el color que quieras mientras necesites crear paisajes capturados con tus dos estrellas negras. Mi ángel perfecto, quiero ser la escultura que tallas a la intemperie en medio del frío y acaricias con tu mano derecha, manipulas con la izquierda y delineas con tus ojos.
Yo quiero ser la guitarra que tomas de la cintura, a la que le sacas melodías, esa confidente callada para la cual no guardas ni un secreto. Yo quiero ser el pecho donde te recuestas, tratando de distinguir el sueño de la realidad, quiero ser presente, quiero ¡Oh! Quiero.
¡Ay! Amador, cuánto te extraño, agradezco cada instante en el que te miré, en el que te dediqué canciones, en el que te guardé del frío. Esta ciudad tan hermosa pierde sus luces y canales sin ti, el cielo no es tan azul sin tus cartas comestibles, sin la promesa de un encuentro, sin el pacto silencioso de las palabras jamás pronunciadas, por eso pienso volver.
Dejé de temerle a los “hubieras”, pienso volver, Venecia no está lo suficientemente lejos para dejar de oír por las noches como anhelas mi nombre, mentirme a mí misma ha dejado cicatrices aún abiertas.
Mi perfecto cielo, soy lluvia, soy tierra fértil, seda, flores de la montaña, agua de mar, soy mujer.
YURETZIS

Fabuloso cierre de tus románticas letras.

Abrazos y besos desde mi balcón quiteño,
lleno de geranios multicolores,

Guillermo.

 

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