David Vulpes Vulpes
Miembro Conocido
Fue difuminado,
el cuadro que miró el verdugo actor;
fue casi borrado,
aunque intactos sus bordes,
lo esencial fue intensamente afectado...
Y desde el punto de vista amamantado,
lo que no se borró fue la realidad que se disgregó
entre los nuevos habitantes de este lienzo amalgamado,
de esta obra oscura,
de este plano azulado...
Y aquel el del robusto objeto punzocortante,
rozó con su alma
la dádiva incipiente del día que comienza,
pensando en su oficio,
disfrutando el dulce hervor liberado de la sangre aprisionada,
gozando con la sudoración de la víctima,
con la vertiente rubí de sus arterias,
con la insatisfecha prolongación de sus deseos,
de sus palabras sin oxígeno,
de sus posibles glorias,
hechas añicos...
Un día nuevo, una muerte roja,
una vida segada,
un horizonte lejano,
ahora más próximo,
entre minutos cercanos,
dichas, nacimientos,
ruegos, zozobra;
recuerdos,
misceláneas,
dudas,
miedo,
dirección del viento...
Vivir,
vivir en esta etapa,
en esta disección de la existencia;
en cada parte fortuita de este universo fortuito,
en cada segundo de esta avenida indistinta,
en cada minuto de este sentimiento,
en cada hora de nuestros pensamientos,
en cada día de nuestros ocasos verdaderos,
en cada semana de los que no,
en cada mes de lo que quedó,
y en ese año que no fue sino
un brote intenso, pero falso,
muy falso como duda frugal,
como miedo inicial,
como relicario directo;
como objeto dichoso de otro tiempo,
de otra muralla...
Como otro final...
el cuadro que miró el verdugo actor;
fue casi borrado,
aunque intactos sus bordes,
lo esencial fue intensamente afectado...
Y desde el punto de vista amamantado,
lo que no se borró fue la realidad que se disgregó
entre los nuevos habitantes de este lienzo amalgamado,
de esta obra oscura,
de este plano azulado...
Y aquel el del robusto objeto punzocortante,
rozó con su alma
la dádiva incipiente del día que comienza,
pensando en su oficio,
disfrutando el dulce hervor liberado de la sangre aprisionada,
gozando con la sudoración de la víctima,
con la vertiente rubí de sus arterias,
con la insatisfecha prolongación de sus deseos,
de sus palabras sin oxígeno,
de sus posibles glorias,
hechas añicos...
Un día nuevo, una muerte roja,
una vida segada,
un horizonte lejano,
ahora más próximo,
entre minutos cercanos,
dichas, nacimientos,
ruegos, zozobra;
recuerdos,
misceláneas,
dudas,
miedo,
dirección del viento...
Vivir,
vivir en esta etapa,
en esta disección de la existencia;
en cada parte fortuita de este universo fortuito,
en cada segundo de esta avenida indistinta,
en cada minuto de este sentimiento,
en cada hora de nuestros pensamientos,
en cada día de nuestros ocasos verdaderos,
en cada semana de los que no,
en cada mes de lo que quedó,
y en ese año que no fue sino
un brote intenso, pero falso,
muy falso como duda frugal,
como miedo inicial,
como relicario directo;
como objeto dichoso de otro tiempo,
de otra muralla...
Como otro final...