Amalia Lateano
Miembro Conocido

“Existen dos formas de ver la vida.
Una es pensar que no existen los
Milagros. Y la otra es pensar que
que todo es un Milagro.”
Albert Einstein
Cada segundo, cada minuto, cada hora de nuestra vida, estamos llamados a comprometernos para construir el bien común.
Me pregunto si en nuestra patria, en pleno siglo XXI, podríamos encontrar a una mujer que respondiera a los valores supremos de la vida. A darse al prójimo sin pedir nada. Una mujer que demostrara coherencia entre el pensar, el hacer y el sentir, ya que su ejemplo nos haría ser mejores personas.
La presente investigación pretende responder a esta pregunta. He de referirme a la Sra. Silvia Stengel de Pereda.
-Pertenecemos a una generación inquieta que busca caminos nuevos y que se sabe con recursos para superar sus fracasos y vencer sus dificultades
Por esto es necesario que la comunidad nacional, que ha demorado su propio andar, recobre sus fuerza vitales y se reorganice. Esta es una tarea de toda la comunidad; de todos sus hombres llamados a intervenir como sujetos activos de una empresa espiritual y humana, no como simples objetos de un reordenamiento externo, el cual sería efímero.
Desde el mismo instante de la concepción, la persona adquiere en plenitud los derechos y deberes inviolables y universales, y por lo tanto son inalienables. Es decir una serie de “cualidades y circunstancias que hacen a esencia de su personalidad y que la determinan como ser individual, único e irrepetible”.
El hombre es por naturaleza un “ser social”, como bien lo señalan diversos filósofos en el transcurso de la historia del pensamiento, porque necesita la reciprocidad con sus congéneres para su total y plena realización.
Sabemos que ésta es la cualidad pertinente para establecer lazos con el prójimo, en una sana convivencia.
Rousseau afirmaba que la vida social era resultado de un “contrato social”.
Otros pensadores hablan de “una superestructura” en la que se consagran e inmolan los derechos y libertades por un fin colectivo.
“La índole social del Hombre demuestra que el desarrollo de la persona humana y el crecimiento de la propia sociedad están mutuamente condicionados. Porque el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana, la cual, por su misma naturaleza, tiene absoluta necesidad de la vida social.
La señora Silvia Stengel de Pereda tuvo esta llama interior y es ejemplo de vida para todos los argentinos.
Se puede afirmar sin temor a equivocarse que fue una mujer singular. Demostró desde muy corta edad su disposición a trabajar por el bien común y ayudar a los más necesitados.
Inició su tarea, la que duraría hasta el mismo día de su muerte, en el norte santafesino. Casada muy joven con Jorge, se estableció en Espín y allí se acentuó su vocación de servicio. La realidad la golpeó. Eran dolorosas las condiciones sociales y económicas del pueblo obrero. Desocupados de una muy conocida empresa forestal británica que, luego de agotar el quebracho colorado en toda la zona, cerró sus instalaciones y dejó a los trabajadores sin sustento y sin futuro.
Silvia y su esposo, levantaron su vivienda y unieron esfuerzos con otros ciudadanos solidarios, y surge Espín, un pueblo para que las personas tuvieran una vivienda digna. En este lugar construyeron también una amplia Escuela de la Familia Agrícola (EFA).
El jalón que realza su carrera solidaria es, sin lugar a dudas, la creación en 1973 de la Fundación para el Desarrollo en Justicia y Paz. (FUNDAPAZ).
Gracias a la generosidad de las Hermanas del Sagrado Corazón y a la visión del matrimonio Pereda se concreta un sueño.
Estas personas blandían en sus corazones el amor y la esperanza por un futuro digno para los menos favorecidos y sus familias. Y comprendieron que se debía hacer algo ante la pobreza de tantos hermanos en el norte argentino
La Sra. Silvia inspirada por su formación y apostolado religioso, pone en hechos, los postulados del Concilio Vaticano II y los documentos de Medellín. Su corazón hacía suyo el pensamiento de los papas Juan XXIII y Pablo VI.
FUNDAPAZ surge como respuesta a la indigencia, a la injusticia y a la marginación. Está destinada a 3.500 familias indígenas y criollas (aproximadamente 17.000 personas). Es una sociedad civil sin fines de lucro, nacida en Vera, Santa Fe, Argentina.
Esta institución asume el compromiso solidario de buscar los caminos para “la promoción de todo hombre y de todos los hombres, mediante el desarrollo en Justicia y Paz”.
Alentar el protagonismo de las familias, grupos y organizaciones indígenas y criollas para su desarrollo integral y sustentable.
Apoyar técnica y financieramente la búsqueda de alternativas productivas, adecuando los métodos y procesos a la cultura de los destinatarios.
Promover la toma de conciencia de los distintos sectores del país sobre la urgencia de realizar los aportes necesarios para un verdadero desarrollo en justicia y paz.
El actual presidente D. Esteban de Nevares señala: "El ideario de Fundapaz es considerar al autoabastecimiento como fundamental para fortalecer la base alimentaria de las familias, además de la venta de los excedentes."-
ALMAS GENEROSAS
Desde su origen, Fundapaz _ su nombre buscó expresar el compromiso con "una
promoción de todo el hombre y todos los hombres mediante el desarrollo en
Justicia y paz"-, a lo largo de 25 años, fue tratando de apoyar a las comunidades rurales
en su organización, capacitación y comunicación aportándoles también asistencia
técnica y económica.
Promueve el manejo sustentable del medio ambiente; el desarrollo caprino para
producción de carne y leche; la promoción del acceso a la propiedad de la
tierra; la promoción de la mujer como factor fundamental del desarrollo familiar y comunitario; el mejoramiento y ampliación de la producción de huerta y granja para autoconsumo; la provisión de agua potable y para riego y bebida de los animales, y el mejoramiento de la comercialización de todos los productos.
En amplios sectores del norte del país -Santa Fe, Chaco, Santiago del Estero, Salta, Formosa- se reconoce a Fundapaz como testimonio de lo que significa el desarrollo integral. "El hombre, hoy desorientado y a la intemperie como nunca, necesita de la solidaridad para adecuar la competitividad, que lo deja solo y finalmente inerme. La solidaridad, en cambio y como siempre, lo une y lo integra para -con los otros- descubrir el camino.”-
La Sra. Silvia Stengel fue presidenta e impulsó el desarrollo de la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER).
Estando ya quebrantada su salud, tuvo bajo su responsabilidad el sector de Proyectos de Caritas Argentina.
Plasmó sus ideas en un Documento de gran profundidad y vigencia, sobre la propiedad de la tierra de los pueblos originarios.
Silvia Stengel falleció el 21 de febrero del 2001. A este solemne acto religioso concurrió una importante cantidad de gente. Se realizaron peticiones y ofrendas: Cacharros con tierra de diversos sitios por ella visitados, un pequeño algarrobo, y una Cruz de palo santo, artesanalmente realizada por los integrantes del Pueblo Wichi.
Después de realizada la misa, una procesión detrás de la Cruz Wichi recorrió un tramo hasta llegar a un sitio donde se realizó el acto final. Se colocaron las cenizas que se fueron mezclando con la tierra.
Luego se clavó la Cruz Wichi. Al lado se colocó una tabla de quebracho que lleva grabado el pensamiento que la describe tal como era ella:" La persona que cree que el cambio es posible. Lo va a buscar incansablemente".
Finalizó la ceremonia cantando los miembros de la comunidad, el villancico "Noche de Paz". Canción que ella entonaba con los vecinos, en todas las navidades, en el pesebre viviente que organizaba.
Su semilla ha germinado. En estos días donde el individualismo y la falta de solidaridad ganan terreno día a día, es necesario no olvidar que se puede vencer al egoísmo.
Fue la visión de su vida el compartir, haciendo suyo el relato de la Madre Teresa: _"En una ocasión, por la tarde, un hombre vino a nuestra casa, para contarnos caso de una familia hindú de ocho hijos. No habían comido desde hacía ya varios días. Nos pedía que hiciéramos algo por ellos. De modo que tomé algo de arroz y fui a verlos. Vi cómo brillaban los ojos de los niños a causa del hambre. La madre tomó el arroz de mis manos, lo dividió en dos partes y salió. Cuando regresó le pregunté: que había hecho con una de las dos raciones de arroz. Me respondió: " Ellos también tienen hambre".
Sabía que los vecinos de la puerta de al lado, musulmanes, tenían hambre. Quedé más sorprendida de su preocupación por los demás que por la acción misma. Por lo general, cuando sufrimos y cuando nos encontramos en una grave necesidad no pensamos en los demás.
Por el contrario, esta mujer maravillosa, débil, pues no había comido desde hacia varios días, había tenido el valor de amar y de dar a los demás, tenía el valor de compartir.-