Dureza viva de cuerpo recio,
maestro de ¡Luz! Escalada,
vida pura que aprovecha tu silencio
sin clamar, sin decir nada.
Taciturna siesta de un agosto moribundo,
reposo de mentes inquietas,
cimientos bajo un cielo que descubro,
enmarañadas y cansadas piernas.
Siempre testigo mudo...