Jorge Luis Alava
Miembro Conocido
Alguna vez ella quiso saber y yo le dije:
“Te puedo responder todas las preguntas que sean, pero una de cada una”
Ella empezó:
-¿Cómo?
-Ah, esa es fácil –dije- estábamos en la última fiestecita de diciembre.
¿-Cuál?
-Fin de año, entre cervezas, explosiones de colores y olor a pólvora.
-¿Cuándo?
-Hace dos años, cuando combinabas Van Gogh con Hemingway.
-¿Dónde?
-En la Ronda. Exactamente en el Taberna. En la mesa del rincón y mis frases de literatura.
-¿Quiénes?
-Solo los dos. El resto era innecesario detalle.
-¿Por qué?
-Porque un pedacito de nuestros ojos son totalidad y beso, amor.
-¿Por qué?
-No se vale, sólo una de cada una.
-Bueno –dijiste- pero conmigo ¿para qué?
-Para tener en qué más pensar aparte de las noticias.
-¡Ah! –Prorrumpiste- Eres el poeta que me hablaba del Sena y de Vallejo. El que cree que en las palabras está todo y el que vive diciendo que “amar es recordar”.
-Ese soy –dije- ¿te acuerdas de mi nombre?
-“Pero si a penas te conozco ¿Quién eres?”
Completamente derrotado alcancé a decirle “soy el…, así está bien, mujer, no
soy nadie. Tal vez mañana o luego te sea Jorge L. A.”
“Te puedo responder todas las preguntas que sean, pero una de cada una”
Ella empezó:
-¿Cómo?
-Ah, esa es fácil –dije- estábamos en la última fiestecita de diciembre.
¿-Cuál?
-Fin de año, entre cervezas, explosiones de colores y olor a pólvora.
-¿Cuándo?
-Hace dos años, cuando combinabas Van Gogh con Hemingway.
-¿Dónde?
-En la Ronda. Exactamente en el Taberna. En la mesa del rincón y mis frases de literatura.
-¿Quiénes?
-Solo los dos. El resto era innecesario detalle.
-¿Por qué?
-Porque un pedacito de nuestros ojos son totalidad y beso, amor.
-¿Por qué?
-No se vale, sólo una de cada una.
-Bueno –dijiste- pero conmigo ¿para qué?
-Para tener en qué más pensar aparte de las noticias.
-¡Ah! –Prorrumpiste- Eres el poeta que me hablaba del Sena y de Vallejo. El que cree que en las palabras está todo y el que vive diciendo que “amar es recordar”.
-Ese soy –dije- ¿te acuerdas de mi nombre?
-“Pero si a penas te conozco ¿Quién eres?”
Completamente derrotado alcancé a decirle “soy el…, así está bien, mujer, no
soy nadie. Tal vez mañana o luego te sea Jorge L. A.”