Filan
Miembro Conocido
De repente, ambos reflejados en aquella aurora de cristal con velos de quimeras.
Hechizo de un azul revelador en las palabras musitadas que abrieron el cofre de las selectas coincidencias.
¡No puede ser! —murmuró la razón y retrocedió — mientras el corazón, cautivo, avanzaba sin pensarlo al infinito.
Distancias acortadas por esa espuma teñida de asombros y suspiros que dejaba el mar en dos orillas.
Realidad de amor o amor que imploraba ser vivido. Quedan las rosas inmortales del recuerdo.
Efímero paraíso que sucumbió tras el estallido del silencio. O salvados, quizás, ante el delirio
de ver morir nuestros jardines solitarios— tus labios y los míos—, en orfandad de primaveras y de besos.