• Sabías que puedes registrarte o ingresar a tu cuenta directamente desde facebook con el botón de facebook en la parte superior de la página?

Hija Natural

Aquella noche estrellada, cuando alzó a su muchacha en el anca del caballo dijo muy pocas palabras; quizás amor, o tal vez solo medió el silencio. Manuela lo esperaba. La familia los dejó escabullirse entre las sombras, en aquel rapto consentido, tan solemne como una boda.

Él era un cubano criollo de las vegas de San Luis, se llamaba Francisco. A los 20 años debido al machete en la desyerba, tenía las manos rugosas. También poseía un tacto experto en distinguir más de 30 variedades de tabaco con solo tocar la hoja seca.

A mano, los jornaleros recogían la cosecha. Las mujeres ensartaban las hojas en largos cujes que se colocaban en capas en lo alto de las casas de tabaco. Formaban un erizado techo carmelita que desprendía un fuerte olor a naturaleza salvaje.

Francisco era un hombre franco, analfabeto. Trabajó desde los 10 años, no fue a la escuela, ¿Qué es una escuela? Podría preguntarse aquel niño que escarbaba juguetes en la loma de abono aún caliente y que de noche tiraba sacos de yute húmedos sobre la tierra, para capturar los saltamontes que se refugiaban allí. En la mañana el dueño de la finca le compraba los insectos por centavos, porque la plaga gustaba de comerse los semilleros.

Francisco llevó a la novia y a su rica dote de amor y juramentos al bohío de troncos de palma real y cobija de guano, que el joven había levantado para ella al borde del camino. El notario no tuvo parte en este matrimonio, tampoco la iglesia. Quizás debido a la ignorancia o a la pobreza pero nadie los echó de menos.

Es por eso que mi abuela nació en la guardarraya y su nombre no fue inscrito en los registros. Solo apareció la fe de su bautizo en el libro de blancos de la iglesia. Porque también había un libro de negros para anotar a los negritos que nacían esclavos y a los hijos de libertos.

Es por eso que mi abuela nació estigmatizada, solo escribieron el apellido materno en la cédula electoral, y no faltaba quien murmurara a sus espaldas cuando la llamaban por su nombre: Elvira Arencibia SOA (Sin otro apellido). Francisco y Manuela nunca se separaron, por eso tenían razón en llamarla hija natural, ¿Qué puede ser más natural?
 
Última edición:

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
Aquella noche estrellada, cuando alzó a su muchacha en el anca del caballo dijo muy pocas palabras; quizás amor, o tal vez solo medió el silencio. Manuela lo esperaba. La familia los dejó escabullirse entre las sombras, en aquel rapto consentido, tan solemne como una boda.

Él era un cubano criollo de las vegas de San Luis, se llamaba Francisco. A los 20 años debido al machete en la desyerba, tenía las manos rugosas. También poseía un tacto experto en reconocer más de 30 variedades tabaco con solo tocar la hoja seca.

A mano, los jornaleros recogían la cosecha. Las mujeres ensartaban las hojas en largos cujes que se colocaban en capas en lo alto de las casas de tabaco. Formaban un erizado techo carmelita que desprendía un fuerte olor a naturaleza salvaje.

Francisco era un hombre franco, analfabeto, erudito en gestos. Trabajó desde los 10 años, no fue a la escuela, ¿Qué es una escuela? Podría preguntarse aquel niño que escarbaba juguetes en la loma de abono aún caliente y que de noche tiraba sacos de yute húmedos sobre la tierra, para capturar los saltamontes que se refugiaban allí. En la mañana el dueño de la finca le compraba los insectos por centavos, porque la plaga gustaba de comerse los semilleros.

Francisco llevó a la novia y a su rica dote de amor y juramentos al bohío de troncos de palma real y cobija de guano, que el joven había levantado para ella al borde del camino. El notario no tuvo parte en este matrimonio, tampoco la iglesia. Quizás debido a la ignorancia o a la pobreza pero nadie los echó de menos.

Es por eso que mi abuela nació en la guardarraya y su nombre no fue inscrito en los registros. Solo apareció la fe de su bautizo en el libro de blancos de la iglesia. Porque también había un libro de negros para anotar separadamente a los negritos que nacían esclavos y a los hijos de libertos.

Es por eso que mi abuela nació estigmatizada, solo escribieron el apellido materno en la cédula electoral, y no faltaba quien murmurara a sus espaldas cuando la llamaban por su nombre Elvira Arencibia SOA. (Sin otro apellido). Francisco y Manuela nunca se separaron, por eso tenían razón en llamarla hija natural, ¿Qué puede ser más natural?


Wowwwww Margui que bonita historia no hay nada mas natural que el amor ,tan solo entregándose a amar a la persona deseada sin otro tipo de miramiento con la libertad que el amor real ,verdadero y sincero otorga,me encanto esta prosa y me encanto la historia amiga,un gusto leerte,gracias por comentar,un beso grande.
 
Impresionante prosa, escrita con magnífica fluidez y dejando en claro que el amor no sabe de papeles, ni de iglesias, ni de la maldita sociedad que nos rodea, él simplemente es un sentimiento el más puro y bello de todos los que afortunadamente sentimos. Felicitaciones Margui por estas excelsas letras, reputación y saludos amiga poeta
 
gracias queridos Sandra y Daniel, por su comentario grato a mis letras, la sociedad ha juzgado y condenado. El amor merece un desagravio, asi que dedico esta pequena historia y muchos besos para los que amen de verdad.
 
Última edición:

MARIPOSA NEGRA

********
ahhhhhhhhh mi querida Margui, no sé como me estuve perdiendo de tu historia tanto tiempo, pero me alegra haber llegado a ella, me sentí identificada con tu abuela jajaja, soy orgullosamente "hija natural", cuento con un solo apellido y aún en esta época hay gente que se asusta cuando preguntan mi segundo apellido y digo "solo tengo uno", aunque por circunstancias diferentes pero el resultado es el mismo, nada más natural que resulten hijos de la unión de dos seres que en algún momento se necesitan, un enorme placer leerte, espero que llegue pronto Julio y estés de regreso, besos
 

RADIO EN VIVO

Donar

Versos Compartidos en Facebook

Arriba