David Vulpes Vulpes
Miembro Conocido
Y llegando cansino
roba las galletas de un pomo frío,
se agita buscando la vela,
se columpia en sus pies,
tratando tibiamente esos pasos,
finalmente recibiendo de la sombra,
el orgasmo permitido:
Un alimento con sabor a sello...
Y muriendo en la serpentina,
consume su recuerdo,
nutriendo la hora,
estallando rápidamente en segundos;
lentamente...
Sintiendo lo profundo.
Quizás de un poco de metal,
toda una mina de futuros plomizos,
toda una lápida de momentos,
una cueva risible,
un agotado cuento.
De un simple viento,
una borrasca,
un milagro celeste,
una sensación de frío,
un pedazo de cielo cayéndose,
remedando el cataclismo final...
Los mundos descansando en la bolsa de canicas,
los tristes sistemas planetarios
rayando las misivas,
la mente inoculada,
sintiendo la emoción,
robándole tiempo al negro retiro,
a la noche sin antagonismo...
Desde millones de complejos,
tópicos minimalistas,
las vistas, esos puntos,
tal criterio:
rápidos acertijos...
Abusando de la fama,
el viaje se acaba,
los mecanismos de la ira,
el ruego, la desolación, la tristeza,
o lo que sea que mueve tal vector,
son los rostros de esta melodía,
la propagación de la idea,
el proceso estoico,
senectud del ciclo,
espiral...
Estirado en la hamaca forzosa,
muerto de cansancio,
abre un ojo,
abre el otro,
se oye de pronto:
-"¡Levántate de una vez, ya viene, ya está acá, el río, la crecida; otra vez!"-
roba las galletas de un pomo frío,
se agita buscando la vela,
se columpia en sus pies,
tratando tibiamente esos pasos,
finalmente recibiendo de la sombra,
el orgasmo permitido:
Un alimento con sabor a sello...
Y muriendo en la serpentina,
consume su recuerdo,
nutriendo la hora,
estallando rápidamente en segundos;
lentamente...
Sintiendo lo profundo.
Quizás de un poco de metal,
toda una mina de futuros plomizos,
toda una lápida de momentos,
una cueva risible,
un agotado cuento.
De un simple viento,
una borrasca,
un milagro celeste,
una sensación de frío,
un pedazo de cielo cayéndose,
remedando el cataclismo final...
Los mundos descansando en la bolsa de canicas,
los tristes sistemas planetarios
rayando las misivas,
la mente inoculada,
sintiendo la emoción,
robándole tiempo al negro retiro,
a la noche sin antagonismo...
Desde millones de complejos,
tópicos minimalistas,
las vistas, esos puntos,
tal criterio:
rápidos acertijos...
Abusando de la fama,
el viaje se acaba,
los mecanismos de la ira,
el ruego, la desolación, la tristeza,
o lo que sea que mueve tal vector,
son los rostros de esta melodía,
la propagación de la idea,
el proceso estoico,
senectud del ciclo,
espiral...
Estirado en la hamaca forzosa,
muerto de cansancio,
abre un ojo,
abre el otro,
se oye de pronto:
-"¡Levántate de una vez, ya viene, ya está acá, el río, la crecida; otra vez!"-
Última edición:
