Marcela
Miembro Conocido
Sobre el mantel de baratas
desparramados los harapos del fastidio,
como juego de naipes marcados,
-desgastados de hebras y profanado-
quieren huir de su guarida
las manos que esculpieron tu figura
en el aire condensado de humo
una mañana de octubre.
El delirio no se deja excomulgar
y las manos se escapan rastreras
cumpliendo su último deseo
cual condenado a la pena capital,
arrastrando tendones, venas,
gotas de sangre y agua,
hasta llegar a tocarte
en espantosa y póstuma caricia.
desparramados los harapos del fastidio,
como juego de naipes marcados,
-desgastados de hebras y profanado-
quieren huir de su guarida
las manos que esculpieron tu figura
en el aire condensado de humo
una mañana de octubre.
El delirio no se deja excomulgar
y las manos se escapan rastreras
cumpliendo su último deseo
cual condenado a la pena capital,
arrastrando tendones, venas,
gotas de sangre y agua,
hasta llegar a tocarte
en espantosa y póstuma caricia.
 
				 
 
		 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                
 
 
		 
                                 
                                 
                                 
 
		 
                                 
                                 
 
		 
                                 
                                 
                                 
 
		 
 
		 
 
		 
                                 
                                 
                                 
                                 
 
		 
 
		 
	 
	 
 
		 
	 
 
		 
                                
 
 
		 
 
		 
                                 
 
		 
                                 
                                 
                                 
 
		 
 
		