No te avergüences de sentir, de querer sentir, tienes el mismo cuerpo que cualquier otro, alma, como si divinidad fueras.
No te sientas culpable de tus defectos, responsable de lo impredecible o de tus limitaciones. No te pongas barreras ni castigos. La vida ya se encarga de ello.
Vive, con amor y responsabilidad pero sin perder la ilusión y la alegría. El tiempo ya las esconderá ante los ojos del destino.
Así se decía Juan, en una solitaria noche de tormenta.
No te sientas culpable de tus defectos, responsable de lo impredecible o de tus limitaciones. No te pongas barreras ni castigos. La vida ya se encarga de ello.
Vive, con amor y responsabilidad pero sin perder la ilusión y la alegría. El tiempo ya las esconderá ante los ojos del destino.
Así se decía Juan, en una solitaria noche de tormenta.
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