Azalea Diaz
Miembro Conocido

Los fragmentos del alma, pasean por los campos
buscando una sonrisa,
que se esparció en el claustro de un bermejo agitado;
empañando el candil entumecido de dudas
y provocando un pellizco de amargura que cautivó
la confianza.
Las flores que riega la lluvia, no sonríen,
posan lentas sobre las hojas cansadas,
que se marchitan antes de la primavera,
iniciando un otoño desgastado y un torbellino
de arena las eleva al ser ellas tan ligeras.
Las aves juegan en las ramas de un gran roble ahuecado
que cobija bulliciosos carpinteros alocados.
El sol intruso acecha por los rincones de su médula,
que asoma las líneas de días fértiles,
y sumergieron las raíces en abonada tierra.
Allí se postró el abrazo, allí se esconde la risa,
se cansó de la esperanza y se refugió del viento.
Se encadenó en la tarde y ocultó del sol sin prisa,
puso un candado cerrado y la llave tiró lento,
Espera enredado el viento, a ver si se asoma luego,
pero ella se esconde siempre, aferrada en el silencio.
El bermejo y el cedro, se amarán eternamente,
se oculte o no el sol, se oponga o no el viento,
caiga brisa, lluvia o nieve, haga calor, frío o truene,
es un amor que se tiene, que se siente muy adentro!!
Azalea.
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