DR Jose Roberto Hernandez
Miembro Conocido
Lo que tengo
Tengo una mujer de ojos perdidos casi de biblia,
la tengo creada de costillas,
tengo lo mejor del bajo cielo
y a veces pone al horizonte de rodillas.
Tenía un amigo lejos y una amiga cerca,
tengo un mar de espumas y a Pilar que se me ausenta,
ya no hay zapaticos, ni enanitos, ni duendes de bosques,
ni falsos muñecos hechos de fatal arcilla,
tengo una filosa compañía y un poco más negro tenia
otrora una duda, pero solo " entre comillas".
Tengo de verdes novedades y de amarillos y rojos los semblantes,
tengo de milagro, aún casetes,
un poco de polvo en sus canciones
y una noche repleta de mis letras.
Tengo el bar dulce como postre
y los de antaño de estampida,
tengo un beso a quien dar y un amor que se rojiza,
tengo una sonrisa, un abrazo, una armonía;
es decir, según dios casi tengo otra costilla.
Tengo el reverso ingrato del deseo
y una sensación se me eterniza,
tengo realidades comprensivas y carezco,
gracias a dios, de fantasías desprovistas.
Tengo el mar y el cielo si los miro,
también un campo lleno de sombrillas,
tengo si lo quiero otra vez otra sonrisa,
y si me antojo tengo un par de aires y una brisa.
Tengo allá arriba la sin ojos,
a la misma que le sobra la alegría,
tengo en mis siestas sus abrazos y noche al fin,
suele acompañarme con caricias.
Vampi
Tengo una mujer de ojos perdidos casi de biblia,
la tengo creada de costillas,
tengo lo mejor del bajo cielo
y a veces pone al horizonte de rodillas.
Tenía un amigo lejos y una amiga cerca,
tengo un mar de espumas y a Pilar que se me ausenta,
ya no hay zapaticos, ni enanitos, ni duendes de bosques,
ni falsos muñecos hechos de fatal arcilla,
tengo una filosa compañía y un poco más negro tenia
otrora una duda, pero solo " entre comillas".
Tengo de verdes novedades y de amarillos y rojos los semblantes,
tengo de milagro, aún casetes,
un poco de polvo en sus canciones
y una noche repleta de mis letras.
Tengo el bar dulce como postre
y los de antaño de estampida,
tengo un beso a quien dar y un amor que se rojiza,
tengo una sonrisa, un abrazo, una armonía;
es decir, según dios casi tengo otra costilla.
Tengo el reverso ingrato del deseo
y una sensación se me eterniza,
tengo realidades comprensivas y carezco,
gracias a dios, de fantasías desprovistas.
Tengo el mar y el cielo si los miro,
también un campo lleno de sombrillas,
tengo si lo quiero otra vez otra sonrisa,
y si me antojo tengo un par de aires y una brisa.
Tengo allá arriba la sin ojos,
a la misma que le sobra la alegría,
tengo en mis siestas sus abrazos y noche al fin,
suele acompañarme con caricias.
Vampi