En el rincón mas profundo
de mi lóbrega morada,
me encuentro escribiendo versos
dedicados a mi amada.
 
Bajo la luz de una vela
se forman sombras siniestras, 
que bailando al ritmo de su flama
me provoca ideas funestas.
 
Recuerdo tu muerte inquieto,
yo que tanto te adoraba.
¡Maldita! ¡muerte...