Alba Rivero.
Miembro Conocido
Intentando ser poeta
quise escribir unos versos,
pero los hados adversos
pusieron freno a mi veta.
Con viento en la camiseta
y la cabeza hecha un fleco,
me les colé por el hueco
de una inspiración remota,
pero nomás por marmota,
volví a quedarme reseco.
No es que yo quiera ser eco
de tanto bardo mañoso,
que a fuerza de ser latoso,
no lo entiende ni peteco.
Y me disculpan si peco
de alguna pasión insana,
pero yo pienso, ¿qué gana
esa estirpe inoportuna
que cuenta letras de a una
en actitud parnasiana?
Por ejemplo:la manzana.
Yo solo veo una fruta
y la única disputa
es, si es nociva o es sana.
Pero viene la amalgama
de bardos calamitosos
y le buscan los carozos
sin pensar que es de semilla,
transformando en maravilla
esos frutos tan sabrosos.
Sucesos estrepitosos
abundan en su escritura,
por conseguir la finura
en sus versos puntillosos.
¡Miren si serán malosos!
Cuando un verso se te arrima
ellos te dicen: "No rima"
y es una cosa del diablo,
encontrar otro vocablo
que te remonte a la cima.
Pero fiero es si te anima
algún poeta en su halago,
tendrás que volverte mago,
si es mucho lo que te mima.
Como del jabón, la enzima,
te pule, lustra y blanquea.
Pobre de aquel que flaquea
y no se rinde a su antojo,
le pinchará como abrojo
si es que el verso le escasea.
Si la musa se ralea...,
por la pasión que lo abruma,
al pobre le saldrá espuma
que quemará como brea.
Y si acaso tambalea
en el silábico intento,
después de tachar un ciento
de palabras inservibles,
algunas incomprensibles
le salvarán el momento.
Por tanto amotinamiento
de sílabas y de estrofas
con las neuronas bien fofas
le quedará el pensamiento.
Es por eso que les cuento
pensando en bienes futuros:
No hay que colarse en los duros
avatares del poeta,
el dueño de un alma inquieta
puede meterse en apuros.
Entre tantos claroscuros,
de guaroj y redondillas,
sonetos y parrandillas
ya no me quedan conjuros.
Y al tener los ojos duros
de tantas noches en vela
corriendo tras una estela
de serventesios ingratos,
ya no quiero ni retratos
de tanto arte que duela.
Como decía mi abuela:
al pan, pan y al vino, vino.
Por eso me sobrevino
una idea de vihuela.
Voy a tallar otra escuela
Y escribir en verso chico
Y no será menos rico
decimar a lo gauchezco,
porque ahí, yo pertenezco.
Por oriental, califico.
Alba Rivero.
quise escribir unos versos,
pero los hados adversos
pusieron freno a mi veta.
Con viento en la camiseta
y la cabeza hecha un fleco,
me les colé por el hueco
de una inspiración remota,
pero nomás por marmota,
volví a quedarme reseco.
No es que yo quiera ser eco
de tanto bardo mañoso,
que a fuerza de ser latoso,
no lo entiende ni peteco.
Y me disculpan si peco
de alguna pasión insana,
pero yo pienso, ¿qué gana
esa estirpe inoportuna
que cuenta letras de a una
en actitud parnasiana?
Por ejemplo:la manzana.
Yo solo veo una fruta
y la única disputa
es, si es nociva o es sana.
Pero viene la amalgama
de bardos calamitosos
y le buscan los carozos
sin pensar que es de semilla,
transformando en maravilla
esos frutos tan sabrosos.
Sucesos estrepitosos
abundan en su escritura,
por conseguir la finura
en sus versos puntillosos.
¡Miren si serán malosos!
Cuando un verso se te arrima
ellos te dicen: "No rima"
y es una cosa del diablo,
encontrar otro vocablo
que te remonte a la cima.
Pero fiero es si te anima
algún poeta en su halago,
tendrás que volverte mago,
si es mucho lo que te mima.
Como del jabón, la enzima,
te pule, lustra y blanquea.
Pobre de aquel que flaquea
y no se rinde a su antojo,
le pinchará como abrojo
si es que el verso le escasea.
Si la musa se ralea...,
por la pasión que lo abruma,
al pobre le saldrá espuma
que quemará como brea.
Y si acaso tambalea
en el silábico intento,
después de tachar un ciento
de palabras inservibles,
algunas incomprensibles
le salvarán el momento.
Por tanto amotinamiento
de sílabas y de estrofas
con las neuronas bien fofas
le quedará el pensamiento.
Es por eso que les cuento
pensando en bienes futuros:
No hay que colarse en los duros
avatares del poeta,
el dueño de un alma inquieta
puede meterse en apuros.
Entre tantos claroscuros,
de guaroj y redondillas,
sonetos y parrandillas
ya no me quedan conjuros.
Y al tener los ojos duros
de tantas noches en vela
corriendo tras una estela
de serventesios ingratos,
ya no quiero ni retratos
de tanto arte que duela.
Como decía mi abuela:
al pan, pan y al vino, vino.
Por eso me sobrevino
una idea de vihuela.
Voy a tallar otra escuela
Y escribir en verso chico
Y no será menos rico
decimar a lo gauchezco,
porque ahí, yo pertenezco.
Por oriental, califico.
Alba Rivero.
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