Caballero de los Geranios
MODERADOR DE ORTOGRAFÍA Y SEMÁNTICA
ODA A LA VIDA
Asomas deslumbrante con traje de ventura,
y tejes a mi choza: ¡de amor al universo!
perfumas a mi boca con letras de ternura
e irradias por el cosmos, tu esencia en miel de verso,
afinas a mi lira y excluyes la amargura,
tu arte en simetría está de arrullo inmerso
y el prístino pincel esculpe diligente
al péndulo de siglos y surcas a tu fuente.
Tu fuente de alegría se observa en el rocío,
y en cáliz distribuyes ensueños juveniles,
tu río de quintillas empapa al regadío,
recorres por los prados con bálsamos sutiles,
refrescas la alborada, ¡altiva en señorío!
Al agua le liberas y viaja en tus abriles,
corriente cristalina, canción de mar de plata
escuchan las ondinas tu dulce serenata.
Tu dulce serenata insertas en las venas
sencillas de tu verbo vestido de azafranes,
solfeas al delirio con ecos de tus quenas
y al lienzo nutritivo, de estigmas en refranes,
le adornas laboriosa con pluma de diademas
y al fin de la cosecha despiertas los volcanes
con cósmicos poemas de rayos impolutos
y luces reflexivas de savia en tus minutos.
Minutos de armonía depuran tus espejos,
enlazas las sandalias con raíces de la danza
y en cumbre del navío precisas tus consejos,
con alas de marfil, el néctar suave avanza,
absorbes, soledad de pez, en los festejos,
escuchas a la trenza de arcilla en la balanza,
y lanzas al zodíaco en vuelo de jilgueros
permites con abejas gobiernen los tinteros…
Tinteros de candela alumbran la madera,
inspiras a rapsodas y alientas poetisas,
silente: ¡cómo grita tu llama tesonera!
La antorcha en tu legado se eleva de cenizas,
tu humo le censura a sátira guerrera,
escribes esculturas y a musas las hechizas
con rojo de tus leños y blanco de tus pieles,
les fraguas con tu polvo: ¡corona de laureles…!
Asomas deslumbrante con traje de ventura,
y tejes a mi choza: ¡de amor al universo!
perfumas a mi boca con letras de ternura
e irradias por el cosmos, tu esencia en miel de verso,
afinas a mi lira y excluyes la amargura,
tu arte en simetría está de arrullo inmerso
y el prístino pincel esculpe diligente
al péndulo de siglos y surcas a tu fuente.
Tu fuente de alegría se observa en el rocío,
y en cáliz distribuyes ensueños juveniles,
tu río de quintillas empapa al regadío,
recorres por los prados con bálsamos sutiles,
refrescas la alborada, ¡altiva en señorío!
Al agua le liberas y viaja en tus abriles,
corriente cristalina, canción de mar de plata
escuchan las ondinas tu dulce serenata.
Tu dulce serenata insertas en las venas
sencillas de tu verbo vestido de azafranes,
solfeas al delirio con ecos de tus quenas
y al lienzo nutritivo, de estigmas en refranes,
le adornas laboriosa con pluma de diademas
y al fin de la cosecha despiertas los volcanes
con cósmicos poemas de rayos impolutos
y luces reflexivas de savia en tus minutos.
Minutos de armonía depuran tus espejos,
enlazas las sandalias con raíces de la danza
y en cumbre del navío precisas tus consejos,
con alas de marfil, el néctar suave avanza,
absorbes, soledad de pez, en los festejos,
escuchas a la trenza de arcilla en la balanza,
y lanzas al zodíaco en vuelo de jilgueros
permites con abejas gobiernen los tinteros…
Tinteros de candela alumbran la madera,
inspiras a rapsodas y alientas poetisas,
silente: ¡cómo grita tu llama tesonera!
La antorcha en tu legado se eleva de cenizas,
tu humo le censura a sátira guerrera,
escribes esculturas y a musas las hechizas
con rojo de tus leños y blanco de tus pieles,
les fraguas con tu polvo: ¡corona de laureles…!
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