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Un toque de soledad

UN TOQUE DE SOLEDAD

Bienvenida querida soledad
cuando te haces presente con frecuencia,
cuando buscas de mi alma la amistad
instalada en mi ser con vehemencia;
Ese toque que inspiras, en verdad,
a sentir que el mundo es presencia
y agudiza no solo los sentidos,
pues también aceleras los latidos.

Te espero en momentos a diario
y así vuelques tu calma en mis ojos
con tu don que me es muy necesario,
porque abres en mi mente los cerrojos
que aprisionan voraz el escenario
tornando de azules y de rojos
los placeres que quedan rezagados
que antes no han sido venerados.

Me haces ver el costado apacible,
me enciendes de pasión el lado oscuro;
Por eso cuando observo es posible
respirar aire fresco, sano y puro.
A tu lado un árbol, ¡Increíble!
Va creciendo de a poco, y su futuro
es abrir a sus ramas en su anhelo
de alcanzar, dando abrazo a nuestro cielo.

Imagino un río y su torrente
cuando aumenta de golpe su poder,
no es su fin provocar daño inminente
ni tampoco ahogarnos, su querer,
simplemente abrir tramos, y ardiente
abrazar con su fuerza y placer
nuestra tierra que amamos con locura
y entregar energía en su bravura.

Soledad que te nombran como acero,
como peso que mata una ilusión,
necesito tu toque pasajero
y que nunca alejes tu ración,
porque tú, cuando asientas tu esmero,
depositas aquella sensación
de no ser del destino un fugitivo,
entregando el placer de estar vivo.

Ángel César Cocuzza.


 
Última edición:

José Luis Blázquez

JURADO - MODERADOR de los Foros de Poética Clásica
UN TOQUE DE SOLEDAD

Bienvenida querida soledad
cuando te haces presente con frecuencia,
cuando buscas de mi alma la amistad
instalada en mi ser con vehemencia;
Ese toque que inspiras, en verdad,
a sentir que el mundo es presencia
y agudiza no solo los sentidos,
pues también aceleras los latidos.

Te espero en momentos a diario
y así vuelques tu calma en mis ojos
con tu don que me es muy necesario,
porque abres en mi mente los cerrojos
que aprisionan voraz el escenario
tornando de azules y de rojos
los placeres que quedan rezagados
que antes no han sido venerados.

Me haces ver el costado apacible,
me enciendes de pasión el lado oscuro;
Por eso cuando observo es posible
respirar el aire fresco, sano y puro. (12 sílabas)
A tu lado un árbol, ¡Increíble!
Va creciendo de a poco, y su futuro
es abrir a sus ramas en su anhelo
de alcanzar, dando abrazo a nuestro cielo.

Imagino un río y su torrente
cuando aumenta de golpe su poder,
no es su fin provocar daño inminente
ni tampoco ahogarnos, su querer,
simplemente abrir tramos, y ardiente
abrazar con su fuerza y placer
nuestra tierra que amamos con locura
y entregar energía en su bravura.

Soledad que te nombran como acero,
como peso que mata una ilusión,
necesito tu toque pasajero
y que nunca alejes tu ración,
porque tú, cuando asientas tu esmero,
depositas aquella sensación
de no ser del destino un fugitivo,
entregando el placer de estar vivo.

Ángel César Cocuzza.


Bonito y reflexivo poema. Te ruego revises ese verso que destaco en rojo.

Un abrazo.
 
UN TOQUE DE SOLEDAD

Bienvenida querida soledad
cuando te haces presente con frecuencia,
cuando buscas de mi alma la amistad
instalada en mi ser con vehemencia;
Ese toque que inspiras, en verdad,
a sentir que el mundo es presencia
y agudiza no solo los sentidos,
pues también aceleras los latidos.

Te espero en momentos a diario
y así vuelques tu calma en mis ojos
con tu don que me es muy necesario,
porque abres en mi mente los cerrojos
que aprisionan voraz el escenario
tornando de azules y de rojos
los placeres que quedan rezagados
que antes no han sido venerados.

Me haces ver el costado apacible,
me enciendes de pasión el lado oscuro;
Por eso cuando observo es posible
respirar aire fresco, sano y puro.
A tu lado un árbol, ¡Increíble!
Va creciendo de a poco, y su futuro
es abrir a sus ramas en su anhelo
de alcanzar, dando abrazo a nuestro cielo.

Imagino un río y su torrente
cuando aumenta de golpe su poder,
no es su fin provocar daño inminente
ni tampoco ahogarnos, su querer,
simplemente abrir tramos, y ardiente
abrazar con su fuerza y placer
nuestra tierra que amamos con locura
y entregar energía en su bravura.

Soledad que te nombran como acero,
como peso que mata una ilusión,
necesito tu toque pasajero
y que nunca alejes tu ración,
porque tú, cuando asientas tu esmero,
depositas aquella sensación
de no ser del destino un fugitivo,
entregando el placer de estar vivo.

Ángel César Cocuzza.


ÁNGEL

¡Magnífico homenaje
a la soledad!

Un fortísimo abrazo,

Guillermo.
 
Magistral toque de inspiración nos regala en sus verrsos, cuando la soledad nos acompaña a pesar de la tristeza que nos acuna, la vrtud de su sola presencia logra que nuestra alma se despierte de la agonía. Felicitaciones Cocuzza por su profunda y hermosa poesía, saludos amigo poeta
 

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